Luis Fernando, Antonio (Maestro de Sierra), Antonio Calabrús, un servidor y Ponchete
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Ponchete depués de rematar el Venado de Luisfer y Antonio.
No tenía la mejor traviesa, es más, no estuve ni en el sorteo porque ese día las rehalas se daban cita en Los Pinos para entrar en la Mancha del Friscalejo una vez estuvieran las armadas montadas. Pero a mi esto de entrar con los perros empieza a apasionarme, casi a gustarme más que estar en un puesto. !! No, no soy un bicho raro!!!, el que piense así es que no ha probado lo que unos siente y disfruta entrando con los perros, y sin encima es tu rehala que tantas alegrías, satisfacciones y preocupaciones te reporta, mucho mejor.
A las 9,30 estábamos citados en los Pinos, para tomar ese primer café de la mañana, rehalas del grupo que se merecen lo más grande, por su trabajo y dedicación. A las 10,30 camino de las sueltas - no sin antes pasar por una revisión exhaustiva de la documentación por parte de Seprona-. Siete rehalas al cierre de cerrajeros (la casa del reloj) y el resto al paso canadiense de Los Escoriales.
Estas siete rehalas de la suelta de Cerrajeros tenían la misión de remeter las seres asolanadas hasta la cuerda que era donde se encontraban los últimos puestos del cierre de Los Escoriales. Bonitos barrancos que teníamos que atravesar para llegar precisamente a la suelta del paso canadiense de Los Escoriales. Barrancos aprestaos de monte de Lentiscos, jaras y alcornoques.
Preparativos en el coche de los perros, colores luminosos (ese día el verde se ha quedado en casa) zahones, guantes, morral, primaticos, camara y una suelta espectacular.
Ese día para mi era especial, no solo cazaba con mis dos rehalas , me acompañaban también las dos de Eduardo Iniesta -dos rehalas de categoria-, Antonio, un maestro de Sierra que de esto sabe un rato (ser hijo de quien es y muchos años cazando con los Hermanos Chamocho le han dado todo lo mucho que sabe), pero en especial me acompañaba mi hijo Poncho. Desde pequeño ha venido conmigo al puesto, ya tiene sus reses matadas, y disfruta de la sierra como el que más. Este día se enfundó su camiseta naranja fosforita y los zahones de José Rojas (que algo de sabiduría también tienen). La suelta , simplemente espectacular, en décimasde segundo estábamos paseando por la sierra sin un perro y las ladras y tiros se sucedían de un sitio a otro de la mancha
En la cuerda oímos dos tiros, venían del primer puesto que nos toparíamos nada más soltar, y al rato una ladra de perros larga que baja barranco abajo. El venao va tocado, pero tocado lo suficiente para trasponer a Cuenca, lleva 12-14 perros detrás sin parar de latir, En el único renuncio del venado al pasar el barranco los perros dan con el venado y lo paran. José, Ponchete y Edu (que tambien nos acampañaba ese día), poniendo piernas de por medio bajan a rematar el venado, que no dá su brazo a torcer a pesar de que los perros ya estaban encima de él, es un venado largo, gordo y viejo, pero que demuestra su señorío hasta el último minuto de su muerte, esta es otra de las innumerables grandezas de la caza.
Al llegar a la cuerda, sin saber con quien nos encontraríamos para decirle que habíamos cobrado el venado barranco abajo, nos encontramos a los buenos de Antonio Calabrús y Luis Fernando. Si alegría me dío que los perros dieran de esa forma con el venado, más alegría y satisfacción me dió de que fuera de ellos, con estos perros (la granayverde) y con mi hijo Poncho de casi actor principal. Ahora, no les perdono que tuvieran vino........y no tortilla!!!!
El día acabo mejor de lo que empezó, los perros cazaron de lujo, había muchísimas reses y había que echarlas de los encames, estaban cargadas altas y ese día el trabajo de podenqueros, maestro de sierra y perros fue impresionante, para poder echar para abajo , a los llanos las pelotas y pelotas de reses encamadas en los altos.
Gran día de caza, con grandes alegrías y satisfacciones, esto de entrar con los perros.....me quita de cazador.
UN SALUDO
ALMOGA
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